jueves, 17 de octubre de 2024

Este domingo también tenemos ruta MTB

 

Recién regresados de nuestra maravillosa excursión al Hayedo de la Tejera Negra, la mente de muchos ya se dispara ansiosa hacia el sueño de una próxima aventura, la Gran Escapada del 25 al 27 de Octubre, sobrevolando veloces por encima del trámite de este próximo domingo.



Sabemos que gran parte de AlfonsoyAmigos tiene compromisos deportivos o familiares que atender y seguro que, además, no pueden eludir tomar conciencia de que aquí, a diferencia que en el futbol, no hay reservas o sustitutos: Es bueno soltar piernas y adrenalina, pero procurando no dañar las máquinas, no sobrecargarse e incluso evitar alguna caída inesperada o lesión de última hora.


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Bueno, pues teniendo en cuenta estos parámetros, para este domingo proponemos una ruta de 40 kilómetros, sí, pero con apenas 670 metros de desnivel acumulado y con posibilidad de que los más nerviosos encuentren oportunidad de recortar.

 

Domingo, 20 de Octubre de 2024

Vamos a disfrutar juntos de una nueva ruta y sus paisajes, pero sin exigir demasiado a nuestros cuerpos.

 

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Hora de encuentro: 8,45

Lugar de encuentro:  Avda. Reina Victoria 23 -Alpedrete




domingo, 13 de octubre de 2024

El Hayedo de la Tejera Negra llama de nuevo a AlfonsoyAmigos

 

Otra ruta MTB apasionante 

No ha sido la primera vez que nos sumergimos en la magia del Hayedo de la Tejera Negra para pedalear entre hayas y robles, sintiendo la adrenalina en cada descenso y una especial paz en los ascensos, dejando a nuestro paso las huellas de nuestras ruedas y el eco de nuestras risas. 

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

Lluvia durante la semana 

Viendo que el sábado no paraba de llover, se hubiera podido creer que algunos de nosotros desistiríamos. Sin embargo, el espíritu aventurero de AlfonsoyAmigos es más fuerte que cualquier tormenta. Quienes confirmaron su asistencia a mitad de semana, se mantuvieron firmes hasta el final.


AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

Algunos compañeros han llegado a las puertas del Camping Los Bonales, en Cantalojas, antes de la hora prevista de encuentro, pero no han faltado quienes se han demorado, tal vez perdidos en la bella niebla de mañana que cubría la zona.

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Dispuestos para la aventura este domingo nos encontramos: Andrés, Ángel, Enrique, Luis Ángel, Miguel Ángel, Rafa, Santi y Alfonso, unidos por la pasión por el ciclismo y la naturaleza. Abrazos y puesta a punto de las máquinas. 

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra
AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

La mañana fresca y el aire limpio y puro parecía alentarnos para la marcha mientras la niebla nos iba diciendo adiós, dejando paso a un sol todavía tímido que iría tomando protagonismo.

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

Parque Natural Sierra Norte Guadalajara

A las puertas del Parque detenemos la marcha, para recibir algunos consejos de un agente forestal y porque Luis Ángel tiene una incidencia técnica (la pila del cambio automático), que pronto resolverá con el apoyo de Enrique.


AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

La ruta nos lleva por amplias pistas en excelente estado, ideales para disfrutar del amplio paisaje sin preocupaciones. Poco a poco, el camino se empina llevándonos a ascender por toboganes que nos regalan vistas panorámicas del valle. El Collado de los Infantes (1483 m), con su aire puro y sus horizontes infinitos, nos recompensa del esfuerzo.  

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra
AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

En este punto, propuse descender hasta El Muyo, pequeña aldea que conocíamos como inicio de rutas pasadas, pero no debieron oírme tan entusiasmados que estaban con las vistas o seguro que recordaban con pavor los fuertes desniveles que allí fueron superados.

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

De nuevo en marcha, a muy buen ritmo, pedaleando con energía. El viento en el rostro y el corazón latiendo al compás de las ruedas nos hacen sentir vivos. Los 52 kilómetros de la ruta parecen ir desvaneciéndose bajo nuestros neumáticos, pero aún nos queda mucho por ver y recorrer.

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

En el Valle de Valdebecerril abandonamos la pista principal. El agente forestal nos comentaba la reciente caída de un ciclista, en el tramo que vamos a atravesar en descenso pronunciado y complicado hacia el río Lillas, pero allá vamos, tras hacernos una foto de recuerdo.

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

La senda que seguimos se vuelve desafiante, la conocemos de anteriores ocasiones, con escalones de pizarra y piedras sueltas resbaladizas que requerían nuestra atención y destreza. Un tramo técnico que añade adrenalina a nuestra ruta, pero que completamos sin incidencias y eufóricos, con una sensación de: “No ha sido para tanto”.

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

El murmullo del agua nos recibe con calidez. Vadeamos el río Lillas y nos acercamos a la fuente para reponer agua fresca y adquirir algún tarro de miel local. Tras unos minutos de descanso junto al aparcamiento, cada vez más concurrido, retomamos la marcha. 

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

Agua, miel y polen

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

Recorremos un tramo menos atractivo, ascendiendo por una carretera repleta de vehículos que acuden al lugar con evidente impaciencia. Aliviados, abandonamos el asfalto y nos adentramos en pista forestal.

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

Nos aguarda una larga subida que afrontamos con calma, mientras las ruedas de nuestras bicicletas crujen sobre innumerables bellotas caídas, produciendo un sonido que recuerda el crepitar de las palomitas. Una banda sonora que nos acompañará un buen rato.

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

El intenso aroma a tierra húmeda nos envuelve por la zona a la que le cuesta llegar el sol y nos tomamos un descanso al alcanzar el Collado del Hornillo (1629 m)

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra
AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

Aprovecho para compartir con mis compañeros unos plum cakes con frutas y una tableta de chocolate negro, que inicialmente rechazan por cortesía o falsa timidez, pero que rápidamente devoran con entusiasmo. ¡Mucho mejor que un gel!, exclama Ángel.

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra
AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

¡Qué ha sido eso!

De repente, ¡BUM! se escucha un fuerte petardazo que nos sobresalta y nos miramos unos a otros buscando el origen. Una de las ruedas de la bicicleta de Miguel Ángel ha estallado, probablemente dañada por alguna afilada piedra de pizarra, y no ha aguantado la presión.

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

No se trata de un simple pinchazo o un corte, ha saltado una tapa de la cubierta. Tranquilidad, que el equipo de expertos saca las herramientas necesarias y se ponen manos a la obra sin perder tiempo. ¡Increíble!, apenas unos minutos y la rueda, aparentemente irreparable, parece susurrarnos: “Ya puedo aguantar”. 

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

La sonrisa de Miguel Ángel se apaga al instante: Al poner boca abajo la bicicleta, se ha partido la maneta del freno delantero. Pero es él el que nos anima y está dispuesto a seguir adelante. ¡Menudo valor le echa el resto de la ruta!

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra
AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

Pedaleamos con rapidez por una de las zonas más bellas, pero el recuerdo de visitas pasadas nos confunde, pues el paisaje nos parece otro, con los colores y tonalidades de las hojas diferentes. Con tristeza, nos parece descubrir que una gran haya no ha aguantado la falta de humedad de este verano.

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra
AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra
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Casi cinco kilómetros para seguir hasta final de camino, hasta mirador al valle y a laderas con cumbres majestuosas, el Pico del Granero, la Peña de la Tiñosa, en plena sierra de Ayllón, que nos hacen sentirnos insignificantes ante tanta grandeza, pero conectados a la naturaleza.

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera NegraAlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

Nos toca regresar y retomar la ruta, con rápidos descensos y repechos exigentes mientras acumulamos kilómetros. También con tramos donde las bicicletas vuelan por caminos zigzagueantes y divertidos que nos descienden al fondo del valle, a las orillas del río Zarza. No podemos resistirnos a intentar plasmar en fotos la belleza que contemplamos.

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra
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Tras varias horas de pedaleo intenso y momentos de pura adrenalina, llegamos de vuelta al Camping Los Bonales. Con las piernas cansadas pero el corazón lleno de satisfacción, nos reunimos alrededor de la mesa a compartir nuestras anécdotas.

AlfonsoyAmigos - Hayedo Tejera Negra

Ahora, ya de regreso, estamos seguros de que volveremos y los amigos que nos acompañen harán de esta una ruta diferente y singular.


domingo, 6 de octubre de 2024

La Garganta del Río Moros - Nos sentimos como en casa

 

Con una ilusión casi infantil, aguardamos ansiosos a que las hojas del calendario nos muestren el día 1 de octubre


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Madrileños o segovianos, da igual, unidos por una misma pasión, nos reuníamos para el esperado reencuentro con la Garganta del Río Moros. Un trimestre de espera que se nos había hecho muy largo.

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Afortunados aquellos que, gracias a un pase, habían podido mantener sus visitas. Pero para el resto de nosotros, este día era un regalo que pensábamos saborear con intensidad.

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Bajo un cielo gris que intentaba empañar nuestra alegría, nos encontramos en el lugar habitual y a la hora de siempre, cruzando abrazos con una emoción un tanto especial: Andrés, Ángel, Barri (que bien que hayas podido venir), Enrique, Fer, Juan, Luis Ángel, Miguel Ángel, Pawel, Pedro y Alfonso.

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Iniciamos la marcha desde la Estación de El Espinar hacia La Panera

A medida que avanzábamos por este paraje de belleza tan particular, a mi mente acudían recuerdos de leyendas leídas sobre la Garganta.

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La Leyenda del Tesoro de los Moros

Se dice que, durante la Reconquista, los moros, ante la inminente derrota, escondieron un fabuloso tesoro en algún lugar de estas tierras antes de huir. Según la leyenda, el tesoro está enterrado en algún lugar cerca del río Moros, protegido por encantamientos y espíritus guardianes.

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Este botín ha sido objeto de búsqueda de innumerables aventureros a lo largo de los siglos. ¿Quién sabe? Quizás, entre las rocas y los senderos de la garganta que vamos descubriendo con cada escapada, encontremos algún día, aún oculto, este legendario tesoro.

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Rodar y rodar

Siguiendo el trazado de una pista forestal donde sería difícil extraviarse, aunque se tratara de tu primera visita. Que hemos recorrido decenas de veces del derecho y del revés. Donde puedes envolverte con parsimonia de la naturaleza que te rodea o apretar y acelerar la marcha con el rápido pedaleo de tu bicicleta.

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Éramos once en esta ocasión y cada uno pudo marcarse su propio ritmo.

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Refugios con alma

Otra de las historias que han enriquecido la rica tradición de la garganta son las de los refugios libres, especialmente el refugio de Los Guijos.

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Durante la Guerra Civil Española, estos refugios sirvieron como escondites y puntos de reunión estratégicos utilizados por los maquis Se dice que, en las noches frías de invierno, se reunían alrededor de una hoguera en el refugio, compartiendo historias y planeando sus próximas acciones.

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Las inscripciones en las paredes de aquella época debieron desaparecer hace tiempo, no he entrado a comprobarlo. Pero el que sí ha detenido su pedaleo por unos instantes y se ha acercado a examinar su interior ha sido el amigo Barri, que me contaba con nostalgia que en sus años mozos llegó a pasar noche, como excursionista, precisamente en este refugio, el de los Guijos.

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Refugios, los que se encuentran cerca de la pista principal de la garganta, como el de los Guijos, el del Raso, Vaqueriza, Abiertas, Vivero, Puente Negro, Horcajos y alguno más, que fueron rehabilitados hace algunos años.

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Mientras que otros, como el chozo Madrid, en un entorno espectacular, por su belleza y tranquilidad, junto al arroyo de Gargantilla, fueron abandonados a su suerte. Pero no puede faltar nuestra visita, nuestro particular homenaje y fotos de recuerdo, que recordamos de muchas otras ocasiones con vegetación exuberante o incluso con la nieve y el hielo de fríos inviernos.

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Un otoño seco que se deja notar en el aspecto del paisaje que nos rodea, en los arroyos sin apenas agua, en alguna fuente meramente testimonial y en un río Moros que, casi agonizante, se deja vadear sin tener que mojarnos los pies. Pronto llegarán las lluvias y la garganta volverá a acicalar su aspecto.

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Un recorrido de 43 kilómetros, por pistas o caminos, con un desnivel acumulado moderado, solo duro en momentos puntuales para afrontar algunos repechos que a todos ha llevado al límite y siempre con apacible tranquilidad que ha dado oportunidad de mirar a nuestro alrededor o al interior de nosotros mismos.

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La Garganta se ha alegrado del reencuentro, seguro, tanto como nosotros. No dejaremos que pase mucho tiempo antes de una nueva visita.

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